El instante eterno

En el vasto océano del tiempo, el presente se alza como la única isla sólida. El pasado, ese eco de pasos en corredores lejanos, no es más que el polvo que acaricia la memoria. Las lágrimas que derramamos por lo perdido son gotas actuales que caen en el ahora.

El futuro, en cambio, es un sueño tejido con los hilos del deseo y el miedo, un castillo en el aire que construimos con manos temblorosas. Nos decimos: "mañana será distinto", y en ese acto olvidamos que mañana no existe; es solo un espejismo que contemplamos desde esta ventana llamada presente.

¿Por qué correr tras sombras o aferrarnos a cenizas? La vida respira en el ahora, en cada latido, en cada susurro del viento. El presente es un dios silencioso al que a menudo ignoramos, pero que nos sostiene sin descanso, recordándonos que lo único real es este instante, aquí y ahora.