Adiós a la titulitis

La vieja creencia de que un título universitario abre las puertas del futuro se resquebraja frente a una verdad incómoda: el presente exige habilidades reales, no diplomas colgados. La inteligencia artificial ha convertido la experiencia universitaria tradicional en un mérito insuficiente.

Ya no se valora lo que estudiaste hace años, sino lo que sabes hacer hoy con herramientas como ChatGPT, Gemini o DeepSeek. Empresas punteras están dejando de contratar a recién titulados porque muchas de sus tareas pueden ser asumidas por sistemas automatizados o por personas autodidactas que dominan el lenguaje de las máquinas.

El informe AI Jobs Barometer 2025 de PwC muestra que los requisitos de los empleos cambian un 66 % más rápido en sectores expuestos a la IA. ¿Qué implica esto? Que estudiar ya no basta. Que el aprendizaje continuo, ágil y práctico es el nuevo pasaporte laboral. Que incluso quienes cursan una carrera sienten que su título caduca antes de usarlo.


Esto no significa que la universidad carezca de sentido, sino que ya no puede ocupar el centro exclusivo de la formación. Las habilidades blandas, la adaptabilidad y el pensamiento crítico se cultivan mejor si se combinan con experiencias reales y tecnología aplicada. No basta con saber: hay que saber hacer.

Y en este nuevo escenario, muchos académicos y catedráticos que durante décadas han impartido asignaturas desvinculadas de la realidad, sostenidas por inercias burocráticas y saberes sin aplicación, se enfrentan a un dilema ineludible: reciclarse o desaparecer. El prestigio basado en la autoridad del título ya no basta. Los conocimientos inútiles, por brillantes que parezcan en el papel, no encuentran ya eco en un mundo que exige aplicabilidad inmediata. Algunos deberán abandonar el aula y encontrar nuevos espacios donde su pensamiento pueda transformarse en utilidad concreta.

La Generación Z lo está captando: muchos optan por bootcamps, formación online y proyectos reales. El valor ya no está en el diploma, sino en la capacidad de traducir conocimientos en soluciones. El equilibrio entre teoría y práctica es hoy más importante que nunca.

En este nuevo campo de batalla, la IA no es enemiga, sino medio. Y como advierte el propio Joe Atkinson (PwC): “Si no te pones las pilas, te vas a quedar atrás muy rápido”. Ya no es una amenaza. Es la ley del presente.